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Authors: François Truffaut

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El cine según Hitchcock (7 page)

BOOK: El cine según Hitchcock
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F.T.
Creo que el film no tuvo mucho éxito… Luego rodó usted
Easy Virtue
, que nunca he podido ver. Según mis notas, es la historia de una mujer, Laurita, que alcanza cierta notoriedad por su divorcio de un marido borracho y por el suicidio, por amor por ella, de un joven artista. Más tarde, encuentra a un hijo de buena familia, John, que no sabe nada de su pasado y se casa con ella. Pero la madre de John, al enterarse de este pasado, empuja a su hijo a divorciarse. La vida de Laurita está destrozada.

A.H.
Estaba basado en una comedia de Noël Coward. Había en el film el peor intertítulo que jamás haya escrito, hasta el punto de que siento vergüenza incluso de contárselo y, sin embargo, tengo que hacerlo. La película muestra, al principio, a Laurita durante el juicio para su divorcio; ella cuenta su historia al tribunal, cómo se casó con su marido, etc. En resumen, se le concede el divorcio sin discusión y ella se queda sola, sentada en la galería del tribunal. Se corre entonces el rumor de que la famosa Laurita está allí y todos los periodistas, todos los fotógrafos se agrupan y la esperan al pie de las escaleras. Aparece, al fin, en lo alto de la escalinata y grita: «Shoot, there's nothing left to kill!» («¡Tirad, ya no queda nada que matar!»).

Hay todavía otra anécdota interesante sobre este film. John le propone a Laurita casarse con ella y, en lugar de responderle, ella dice: «Te llamaré desde casa hacia media noche», y el plano siguiente encuadra un reloj de pulsera que señala medianoche; es el reloj de una telefonista que lee un libro; se enciende una lucecita en el cuadro, la telefonista introduce la clavija, se dispone a reanudar la lectura, se lleva maquinalmente el auricular al oído, abandona el libro y empieza a escuchar apasionadamente la conversación. Es decir, no mostré nunca al hombre y a la mujer, pero se comprendía lo que pasaba por las reacciones de la telefonista.

F.T.
He visto varias veces su siguiente película,
The Ring (El ring)
. No es un film de suspense, no contiene ningún elemento criminal. Digamos que es una comedia dramática que pone en escena a dos boxeadores enamorados de la misma mujer. Me gusta mucho.

A.H.
Era una película realmente interesante. Yo diría que después de
The Lodger, The Ring
fue el segundo film de Hitchcock. Había toda clase de innovaciones y me acuerdo de que una escena de montaje muy elaborada fue aplaudida en el estreno de la película. Era la primera vez que esto me sucedía: Había toda clase de cosas que ahora ya no se harían, por ejemplo, una fiestecita por la noche, después de un combate de boxeo. Se llenan las copas de champán y se ve burbujear perfectamente el champán y las burbujas… Se hace un brindis a la protagonista y advertimos que ya no está allí porque ha desaparecido con otro hombre. Entonces el champán ya no burbujea.

En aquella época, existía una gran agudeza para las pequeñas ideas visuales, a veces tan sutiles que la gente no las advertía. ¿Se acuerda usted? El film empieza en el real de una feria, en la barraca de un boxeador, interpretado por Cari Brisson, que en la película se llamaba «Jack One Round».

F.T.
¡Ah, sí!, porque ponía K.O. a sus adversarios en el primer asalto, ¿no?

A.H.
Eso es. Y mostrábamos entre la multitud a un actor, un australiano interpretado por lan Hunter; éste miraba al pregonero que decía: «Entren, entren, aquí se divierte la gente, etc.». El pregonero, que permanecía delante de la barraca, lanzaba miradas por detrás de la espalda para seguir la evolución del combate. Se veían boxeadores aficionados voluntarios, que entraban en la barraca y salían de ella tocándose dolorosamente la mandíbula, hasta el momento en el que lan Hunter entraba a su vez. Los empleados de la barraca bromeaban al verle y no creían necesario siquiera colgar su abrigo, sino que lo guardaban en la mano, pensando que el tipo no aguantaría más de un asalto. Empezaba el combate y se veía el cambio de expresión en el rostro de los empleados… Después pasábamos al pregonero que miraba la pelea. A la multitud se le indicaba el número del asalto colgando una pancarta con un número. Entonces, al final del primer asalto, el presentador descuelga la primera pancarta, vieja y sucia, y pone la pancarta número 2, completamente nueva, puesto que jamás se había utilizado, dada la fuerza de Jack One Round.

F.T.
Era una buena idea y había muchas más, hallazgos visuales y simbólicos. Todo el film era una historia de adulterio llena de alusiones al pecado original. Todavía no he olvidado las múltiples utilizaciones del brazalete en forma de serpiente
[5]
.

A.H.
Debo decir que la crítica vio perfectamente todo esto y que la película fue un éxito de estimación, pero no un éxito de dinero. En esta película inicié algunos procedimientos que después se hicieron muy corrientes. Por ejemplo, para mostrar la progresión de la carrera de un boxeador: primero, un gran cartel publicitario en la calle y su nombre en la parte baja del cartel; luego, vemos que es verano y que su nombre crece y sube en el cartel; luego otoño, etc. Hice esto minuciosamente, utilizando algunos árboles verdes… un árbol en flor para la primavera, etc.

F.T.
Su siguiente film,
The Farmer's Wife
, estaba sacado de una obra de teatro. Un granjero queda viudo. Con la complicidad de su criada, pasa revista a los diferentes partidos posibles y retiene tres. Las tres mujeres, insoportables y más bien feas, le rechazan una después de otra y, al final, el granjero abre los ojos y se da cuenta de que su bonita criada, que le quería en secreto, será la mejor esposa. Aquí estamos en plena comedia.

A.H.
Sí, es una comedia que se había representado mil cuatrocientas veces en Londres. La dificultad estaba en evitar un excesivo número de títulos.

F.T.
Exactamente, las mejores escenas son las que dan la impresión de haber sido añadidas a la obra. Los criados que se atracan en la cocina durante la recepción, los «gags» sobre el comportamiento del intendente interpretado por Gordon Harker. Hay momentos muy buenos. Por otra parte, en el estilo de la fotografía se nota una influencia alemana, el decorado hace pensar en las películas de Murnau.

A.H.
Es posible, en efecto, y además cuando el operador jefe cayó enfermo tuve que ocuparme yo mismo de la fotografía. Yo hacía la iluminación y, como no estaba seguro de mí, hacía una prueba de cada plano, que se llevaba al laboratorio, y mientras esperaba el resultado hacía ensayar la escena.
The Farmer's Wife
me costó mi trabajo, pero no era una película muy buena.

F.T.
A pesar de que la película está adaptada de una obra de teatro, al verla noté su enorme deseo de hacer realmente cine. Supongamos que el rodaje se haya efectuado en el escenario de un teatro, pues bien, ni una sola vez la cámara está colocada donde estarían los espectadores del teatro, sino más bien entre bastidores. Los personajes no se mueven nunca lateralmente; avanzan hacia el objetivo más sistemáticamente que en sus otras películas. Esta comedia está rodada como un «triller»…

A.H.
Comprendo lo que quiere decir: la cámara está en la acción. La tendencia a filmar acciones, historias, empezó con el desarrollo de las técnicas propias del cinematógrafo y sabemos que el primer gran momento de este desarrollo tuvo lugar cuando D. W. Griffith sacó la cámara del lugar en el que la colocaban sus predecesores, en algún punto del arco del proscenio, para acercarla lo máximo posible a los actores. El segundo gran momento tuvo lugar cuando Griffith, prosiguiendo y perfeccionando los intentos del inglés G. A. Smith y del americano Edwin S. Porter, empezó a ensamblar los diversos fragmentos de película, los planos, para convertirlos en secuencias. Era el descubrimiento del ritmo cinematográfico por la utilización del montaje. No tengo un recuerdo muy preciso de
The Farmer's Wife
, pero es cierto, en efecto, que al rodar una obra de teatro se avivó mi deseo de expresarme por medios propiamente cinematográficos. ¿Qué rodé después de
The Farmer's Wife?

F.T.
Champagne (Champagne)
.

A.H.
Es, probablemente, lo más bajo de mi producción.

F.T.
Me parece usted injusto, porque me divertí al verla; hace pensar mucho en las escenas de comedia de los films de Griffith, es muy movida… Tengo aquí un resumen del guión: Betty riñe con su padre, el millonario, a consecuencia de una historia de amor y se embarca para Francia. Su padre le hace creer que está arruinado para obligarle a ganarse la vida por sí misma. La contratan en un cabaret para invitar a los clientes a beber champán, al que su padre debe precisamente su fortuna. Al final, el padre de Betty, que nunca ha perdido de vista a su hija y la ha hecho seguir por un detective, comprende que ha llegado demasiado lejos y consiente su matrimonio con el hombre al que ella quiere. Esta es la historia.

A.H.
¡Pero si no hay historia!

F.T.
Me parece que no tiene muchas ganas de hablar de
Champagne
; sólo quisiera saber si le habían impuesto el tema o si usted mismo tuvo la idea de hacerlo.

A.H.
Creo que alguien me dijo: «¿Por qué no hacemos una película que se llame
Campagne?»
, y yo imaginé el arranque de un film bastante pasado de moda, pero que se parecía un poco a esa vieja película americana de Griffith —precisamente usted hablaba de él—,
Way Down East:
la historia de una chica que va a la ciudad.

Pensé mostrar a la chica que trabajaba en Reims y clavaba cajas de champán. Todo este champán se carga en trenes y ella no lo bebe nunca: lo mira. Después, iría a la ciudad y seguiría la trayectoria del champán, los clubs nocturnos, las veladas; naturalmente eUa lo bebería también y al final volvería a Reims para reemprender su oficio y no tendría ya ningún deseo de beber champán. Abandoné esta idea probablemente por causa de su aspecto moralizador.

F.T.
Hay muchos «gags» en el film, tal y como es.

A.H.
El «gag» que me gustaba más de
Champagne
era el del borracho que se tambaleaba en todos los sentidos cuando el barco no se movía y, por el contrario, cuando el barco se balanceaba y cabeceaba, todo el mundo iba de un lado para otro pero él andaba derecho.

F.T.
Me acuerdo del plato que se preparaba en la cocina y que todo el mundo tocaba con las manos sucias, y el plato salía de la cocina y empezaban a llevarlo ceremoniosamente, cada vez con mayor solemnidad hasta el momento de presentarlo al cliente; al principio era repugnante y luego se hacía cada vez más refinado. Era una película llena de invenciones…

Al contrario que
Champagne, The Manxman
es un film extraordinariamente serio
[6]
.

A.H.
El único interés de
The Manxman
es el de ser mi última película muda.

F.T.
Además anuncia mucho al cine sonoro. Recuerdo que en cierto momento la protagonista dice: «Espero un hijo». Articula tan claramente que se puede leer la frase en sus labios, hasta el punto de que no puso usted el título.

A.H.
Es cierto, pero el film era muy vulgar, sin humor.

F.T.
No hay nada de humor, pero la historia se parece a la de
Under Capricorn (Atormentada)
o
I Confess (Yo confieso)
. Además, se tiene la sensación de que rodó usted la película con cierta convicción.

A.H.
No. La verdad es que se trataba de una adaptación de una novela muy conocida de Sir HaU Caine. Era un libro que tenía una gran reputación y que pertenecía a una tradición; era preciso, pues, respetar tanto la reputación del autor como dicha tradición. No es un film de Hitchcock. Por el contrario.
Blackmail (La muchacha de Londres)

F.T.
… antes de abordar
Blackmail
, que es su primer film sonoro, me gustaría hablar un momento del cine mudo, que fue algo muy importante, ¿verdad?

A.H.
Las películas mudas son la forma más pura del cine. La única cosa que faltaba a las películas mudas era evidentemente el sonido que salía de la boca de la gente y los ruidos. Pero esta imperfección no justificaba el enorme cambio que el sonido trajo consigo. Quiero decir que al cine mudo le faltaba muy poca cosa, sólo el sonido natural. Por consiguiente, no se hubiera debido abandonar la técnica del cine puro como se hizo con el sonoro.

F.T.
Sí, esto es; en los últimos años del mudo, los grandes cineastas, e incluso el conjunto de la producción, habían llegado a cierta perfección y se puede pensar que la invención del sonoro comprometió esta perfección. ¿Se puede decir que la mediocridad renació con fuerza al principio del sonoro, mientras que poco a poco se había ido eliminando hacia el final del mudo por la creciente distancia entre la calidad del trabajo de los buenos directores y la insuficiencia de expresión de los otros?

A.H.
Estoy totalmente de acuerdo y, en mi opinión todavía hoy es verdad, porque en la mayoría de los films hay muy poco cine y yo llamo a esto habitualmente «fotografía de gente que habla». Cuando se cuenta una historia en el cine, sólo se debería recurrir al diálogo cuando es imposible hacerlo de otra forma. Yo me esfuerzo siempre en buscar primero la manera cinematográfica de contar una historia por la sucesión de los planos y de los fragmentos de película entre sí.

Lo que se puede lamentar es que, con el advenimiento del sonoro, el cine se estancó bruscamente en una forma teatral. La movilidad de la cámara no cambia nada. Incluso si la cámara se pasea a todo lo largo de una acera, es siempre teatro. El resultado es la pérdida del estilo cinematográfico y la pérdida también de toda fantasía.

Cuando se escribe una película, es indispensable separar claramente los elementos de diálogo y los elementos visuales y, siempre que sea posible, conceder preferencia a lo visual sobre el diálogo. Sea cual sea la elección final, con relación a la acción que se desarrolla, debe ser la que con mayor eficacia mantenga el interés del público.

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