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Authors: Lee Correy

Tags: #Ciencia ficción

La morada de la Vida (26 page)

BOOK: La morada de la Vida
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—También yo consideraré un honor personal y una gran responsabilidad el aconsejarlos lo mejor que pueda —aceptó McCoy.

—También yo consideraré un alto honor el participar con el grupo de la Técnica —agregó Scott.

En aquellas circunstancias, Kirk se alegraba enormemente de que Janice Rand tuviera su grabadora en funcionamiento para registrar aquellas conversaciones. Estaba una vez más preocupado por la Orden General Número Uno, pero los registros demostrarían que a los miembros de la
Enterprise
se les había solicitado intervención y ayuda. Todos ocuparon sus puestos en el círculo.

Luego se produjo un silencio mortal, durante el cual los mercanianos se limitaron a mirar a Kirk.

—Ciudadanos de Mercan, comiencen —dijo el capitán de la
Enterprise
, con incomodidad.

—¿Por dónde? —preguntó Pallar—…

—¿Cómo comenzamos? —preguntó Thallan.

—¿Qué debe discutirse primero? —quiso saber Lenos. Fue Kirk quien no respondió de inmediato. ¿Cómo se escribe la constitución de una utopía? Recordó la clase de xenosociología de la Academia de la Flota Estelar, en la que habían intentado hacer precisamente eso, y había comenzado de la misma forma: ¿por dónde se comienza?

«Por el principio, por supuesto», advirtió.

—Los guardianes y los procuradores no han existido siempre en la Morada —señaló Kirk—. Recurran a sus leyendas y relatos. Cuéntennos qué ocurrió y cómo fue establecida la civilización de la Morada tal como era cuando nosotros llegamos aquí. Luego, continuaremos a partir de allí. Corrección: serán ustedes quienes continuarán a partir de allí, porque entonces sabrán por dónde comenzar y en qué dirección continuar.

15

DIARIO DEL CAPITÁN: FECHA ESTELAR 5099.5

Parece increíble que lo hayamos conseguido en diez breves días. Hicieron falta cincuenta y cinco delegados y ciento veintidós días para redactar la Constitución de los Estados Unidos de América en 1787… e incluso así se trató de un documento imperfecto que requirió continuas alteraciones durante los siglos posteriores. E hicieron falta cien personas, acompañadas por asesores que totalizaban más de un millar de asistentes, y casi dos años para redactar los Artículos de Federación de la FPU en Babel. Más años de trabajo fueron necesarios para dar por terminados los estatutos del Tribunal de Justicia Interplanetario y los que regulan el comercio entre los planetas.

Pero los doce mercanianos, asistidos por cuatro oficiales del mando de la Flota Estelar, una ordenanza y la biblioteca de la USS Enterprise, han, en diez días, redactado lo que los mercanianos llaman orgullosamente el Acuerdo de la Enterprise.

¿Cuán bueno es? ¿Cuánto tiempo durará? Ojalá lo supiera.

A diferencia de aquellos que redactaron la Constitución de los Estados Unidos de América, teníamos el conocimiento del universo conocido que aparecía inmediatamente disponible cuando lo solicitábamos de los bancos de memoria de la computadora. A diferencia de los delegados de la Convención de Babel, había un solo planeta con tres grupos de poder implicados.

Quizá este no haya sido, después de todo, un acuerdo precipitado. Quizá funcione. Pero serán los mercanianos quienes tendrán que averiguarlo por sí mismos, porque fueron ellos quienes redactaron el Acuerdo de la Enterprise, y fueron ellos quienes acordaron actuar de acuerdo con él. Scott, Spock, McCoy y yo hemos actuado como meros consejeros, proporcionándoles a los mercanianos la información que nos solicitaban respecto a la historia de los planetas de la Federación.

El acuerdo no es simple ya que, después de todo, la cultura mercaniana no es simple. Durante nuestra corta estancia aquí, no hemos comenzado ni siquiera a desentrañar su funcionamiento, y mucho menos vivido mucho en ella. Por ejemplo, los mercanianos poseen artes de esparcimiento muy desarrolladas, tanto pasivas como activas. Tienen un sistema educacional, pero no hemos tenido oportunidad de verlo porque hemos estado muy ocupados; tiene que tratarse de un buen sistema, porque entrena bien a sus ciudadanos en una compleja cultura mundial, unida por un sistema barato e instantáneo de comunicaciones.

El asunto esencial fue regresar hasta las raíces del sistema que existía aquí cuando llegamos nosotros. Les dejaré la mayor parte del análisis a los equipos de xenosociólogos y xenoantropólogos que vendrán a continuación; pero se trata de algo muy simple que retrocede hasta la definición básica misma de una organización social, algo que conocimos en la Tierra durante siglos, y que se convirtió en una ciencia cuando las primeras colonias espaciales nos proporcionaron los medios de analizar los sistemas sociales aislados. En cualquier sociedad, un individuo renuncia a una parte de sus derechos básicos con el fin de participar de la mayor seguridad que le brinda el grupo. Eso requiere algunas modificaciones del comportamiento individual, así como algunos medios para obligar a los individuos mal dispuestos a comportarse de una forma adecuada. Todo eso requiere leyes, reglas, normativas y códigos de comportamiento. Yo vivo de acuerdo con varias de esas cosas cada día, y ni siquiera necesito pensar en ellas. Los mercanianos han vivido en unas condiciones similares desde que tienen memoria.

Cuando los mercanianos se dieron cuenta de que el final de la Prueba no requeriría un completo cambio de la organización social, sino sólo una modificación de la que ya existía, las cosas resultaron relativamente sencillas, según mi primer oficial, el señor Spock, que ya ha analizado los resultados para su lógica satisfacción.

Una vez que la Prueba ya no era un factor de la vida de Mercan, ninguno de los tres grupos constituía tampoco un desafío o amenaza para los otros.

Los guardianes eran simplemente eso: los guardianes de las leyes de Mercan. Fue un infortunio que sus ancestros, que eran la intelectualidad del planeta por aquella época, descubrieran también los misterios de Mercaniad que les permitían predecir la Prueba. Eso creció de forma desproporcionada con respecto al verdadero papel de los guardianes; ellos son los que decretan e interpretan las reglas de conducta entre los mercamanos y sus diversas instituciones. Una vez que los guardianes comprendieron eso, se convirtieron en el gobierno «de facto» de la Morada… como realmente lo fueron durante todo el tiempo.

Y según las estipulaciones del acuerdo, intentarán aumentar sus filas. Piensan que pueden hacerlo por medio de exámenes de oposición, una vez se enteraron de cómo se educa a nuestros hombres de leyes, y se les admite luego para la práctica legal mediante examen. Bueno, tendremos que ver cómo funciona eso en el caso de los mercanianos…

Los procuradores, por otra parte, son el equivalente mercaniano de la organización social que hace cumplir las reglas de conducta. En otra parte, podría llamárselos policías, militares, los guardias o la Flota Estelar. No hubo mucha necesidad de cambios en el caso de los procuradores a causa del Acuerdo de la Enterprise, porque ellos ya tienen sus propios procedimientos para seleccionar, entrenar y admitir nuevos miembros. No siento ninguna aprensión por la posibilidad de que los procuradores intenten tomar el poder; en primer lugar, como ha admitido Lenos, no han luchado en mucho tiempo porque el código de duelo se encarga de la mayor parte de los impulsos agresivos de los mercanianos de ambos sexos. (No creo haber mencionado el hecho de que las mujeres mercanianas, incluida Delin, también llevan armas de fuego, y que los mercanianos protegen a sus mujeres pero no poseen ningún código de caballerosidad como el que los humanos heredamos de los árabes.) Sé por qué fue que Lenos y sus procuradores escogieron a Spock para que los asistiera; al igual que los procuradores, Spock es básicamente un hombre muy violento que mantiene sus emociones bajo un estricto control y a quien no le gusta luchar… excepto durante el pon farr, época en la que sé por experiencia que Spock puede ser verdaderamente muy violento. Y hasta cierto punto, también yo comprendo a los procuradores. La profesión naval/militar es muy extraña debido a la reticencia de sus profesionales a dedicarse a las actividades propias de la profesión.

Los miembros de la Técnica, que pensaban ser los salvadores políticos de la Morada, descubrieron, cuando bajaron las acciones, que ellos realmente no querían el puesto porque están interesados en las cosas, no en la gente. Esto no es cierto en el caso de todos los miembros de la Técnica, porque aquellos que eran los más constantes antiguardianes de entre ellos, probablemente hubieran sido unos mejores guardianes a pesar de ser rebeldes. La Técnica tenía miedo de los guardianes que tenían miedo de la Técnica. Después de todo, la Técnica estaba descubriendo cosas que no estaban de acuerdo con el dogma de los guardianes; los guardianes temían que el conocimiento de la Técnica pudiera destituirlos como «conservadores de la fe», por lo cual intentaban suprimir a la Técnica. Cada uno de los grupos era una amenaza para el otro. Al estabilizar Mercaniad y eliminar la Prueba como un factor de la vida de Mercan, no nos dimos cuenta, no en aquel momento, de que estábamos eliminando esa amenaza. Los miembros de la Técnica saben ahora que están en libertad de investigar lo que les venga en gana, pero también se dan cuenta de que esa libertad de investigación conlleva la obligación de dar a conocer abiertamente todo lo que averigüen, especialmente a los guardianes que, a su vez, ahora comprenden que deberán modificar las reglas y códigos sobre las bases de la nueva información que les suministre la Técnica.

Creo que el arreglo es estable; pero no estoy seguro. El Acuerdo de la Enterprise incluye revisiones y balances, y uno de los puntos más importantes es la voluntad de los mercanianos de aceptar los Artículos de Federación de la FPU.

Ahora, por fin, podremos encargarnos de poner a punto la Enterprise para regresar al brazo de Orión. Pero lo único que puedo hacer yo es mirar por encima del hombro de Scott e intentar suavizar los problemas diplomáticos que surgen…

—Capitán, esto no va a funcionar. No puedo conseguir que esa gente de la Técnica siga mis instrucciones.

No dejan de aparecer con sus propias pequeñas mejoras —se quejó el oficial ingeniero ante Kirk—. Yo les doy la pieza inservible… y ellos me devuelven tres exactamente iguales a ésa: ¡inservibles, incluso con las marcas de raspaduras y roce!

—¿Qué les dijo, Scotty? —quiso saber Kirk.

—Les dije que hicieran una pieza nueva exactamente igual a la vieja.

—Y así lo hicieron, ¿no cree?

—¡Yo diría que sí!

—¿Por qué no les da un dibujo en lugar de la pieza? —Porque su sistema dimensional es diferente, y su sistema numérico es un lío, como ya le dije antes. También son diferentes sus técnicas de aleación.

—¿Ha intentado mostrarles un motor hiperespacial y explicarles cómo funciona? ¿No ayudaría eso a que comprendieran qué es lo que necesita que hagan?

—Ya lo he hecho, capitán —continuó protestando Scotty—. Othol lo comprende a la perfección, dice él. Y no deja de querer hacerles mejoras a mis motores.

—Bueno, ellos han llegado a la antimateria por un camino diferente que nosotros. ¿Funcionaría alguna de esas mejoras?

—No puedo decirlo hasta que hayamos intentado superar el factor hiperespacial uno. Y si la mejora no funciona bien, es una cierta forma terminal de hacer pruebas. No creo que pueda llamársele «prueba no destructiva» a la luz de ninguna regla.

Kirk sabía que aquélla era simplemente la forma que tenía su ingeniero de descargar la tensión, aunque no apartó los comentarios completamente de su cabeza. Aún los separaba un largo camino de la base estelar más cercana, y la
Enterprise
tendría que estar en condiciones de mantener un factor hiperespacial seis una vez en ruta.

Sin embargo, Kirk respiraba con mucha más comodidad. Los restantes problemas eran principalmente de naturaleza técnica; podían solucionarse, con el tiempo suficiente. Y tras el Acuerdo de la
Enterprise
, el tiempo ya no era un factor tan crítico como antes.

De hecho, le daba a Kirk la oportunidad de proporcionarle a su tripulación un poco del descanso y relajación que había intentado brindarles la misión de exploración científica original. También serviría a otro propósito, porque la Morada tenía intención de solicitar su ingreso como miembro dentro de la Federación… y los permisos de tierra de los minuciosamente informados miembros de la Flota Estelar les proporcionaría un interesante camino de dos direcciones de información y entendimiento.

Dado que el personal de la
Enterprise
que bajara a Mercan estaría sujeto al Código, la mejor persona para informarle era Lenos, primer procurador de la Morada. Lenos sólo tuvo que hacerlo una vez. Kirk le asignó a Uhura la tarea de hacer una grabación del informe para enseñársela a todos los tripulantes antes del descenso. La grabación no sólo les brindaba la necesaria información sobre la ultra cortés cultura de Mercan a los miembros de la
Enterprise
—algunos de los cuales provenían de culturas planetarias que eran más bien relajadas y francas en comparación—, sino que le proporcionaba a Kirk un valioso documento que llevar de vuelta.

Naturalmente, se producían enfrentamientos, como ocurre siempre cuando interactúan dos culturas enormemente diferentes. Pero la orden general de Kirk era la de llevar las pistolas fásicas a la vista, programadas para paralizar, con severas penalizaciones para todos los miembros de la tripulación que dispararan contra un mercaniano con cualquier otro programa. A pesar de lo toscas que eran las armas de fuego de los mercanianos, algunos de ellos resultaron ser unos tiradores razonablemente buenos. Bones McCoy tuvo que remendar unos cuantos agujeros en algunos miembros de la tripulación, y extraer balas de acero de otros, incluyendo al escrutable señor Sulu, que no era el samurai que él creía ser…

Pero Sulu regresó a bordo con una magnífica colección de armas de fuego mercanianas que había trocado por una parte de su colección de espadas terrícolas. De alguna misteriosa manera, consiguió que varios de los atareados miembros del equipo de ingeniería de Scotty, le montaran una tosca sala de tiro en el segundo casco. Kirk no descubrió aquélla hasta mucho después, aunque Sulu le regaló los oídos a su capitán con las glorias de coleccionar armas de fuego mercanianas.

Pasaron varias semanas. Las reparaciones del motor hiperespacial eran realmente extensas, y no se veían mejoradas por las dificultades que presentaba el conjugar la tecnología de la Flota Estelar con la mercaniana.

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