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Authors: Marco Polo

Tags: #Aventuras, Histórico

El libro de Marco Polo (4 page)

BOOK: El libro de Marco Polo
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CAPÍTULO 29
De su muerte y la destrucción de aquel lugar

En el año del Señor de MCCLXII Alau, rey de los tártaros, asedió aquel lugar, queriendo extirpar de sus tierras semejante peligro. Al cabo de tres años capturó al Viejo, Aloadin * *, con todos sus asesinos, y el lugar aquel fue desmantelado por completo.

CAPÍTULO 30
De la ciudad de Sepurga y sus tierras

Al partir de aquel lugar se entra en una región hermosa, que tiene oteros y llanuras y pastos excelentes y muchos frutos y que produce todo tipo de alimento, salvo que en algunos lugares no se encuentra agua durante l o lx millas, por lo que conviene que la lleven consigo los viandantes; los caballos y las demás acémilas sufren mucho por la escasez de agua, de suerte que es necesario cruzar a toda prisa por aquel yermo o llevar agua para los animales. La longitud de aquella región es de seis jornadas. Además de los lugares desprovistos de agua la comarca tiene muchas ciudades y villas; todos adoran a Mahoma. Después se llega a la ciudad de Sepurga, donde hay abundancia de toda suerte de vituallas y cantidad de pepinos llamados en romance «melones», que cortan al través en tiras o correas o corno se hace con las calabazas; cuando se han secado, los llevan a vender a las tierras aledañas en gran número; son muy apreciados entre el pueblo como comida, ya que tienen un dulzor como de miel. En aquella región hay mucha caza de animales y de aves.

CAPÍTULO 31
De la ciudad de Baldach

Al partir de allí se encuentra la ciudad de Baldach, que antaño fue famosa y enorme, y tenía muchos palacios de mármol; ahora está arrasada por los tártaros. Relatan que en esta ciudad Alejandro tomó por esposa a la hija del rey Darío. En ella se adora al abominable Mahoma. Aquí acaba por el aquilón la provincia de Persia; después se camina entre el aquilón y el oriente durante dos jornadas y no se encuentra ningún poblado, ya que los habitantes del lugar huyeron a las montañas por los ladrones y bandidos. Hay allí mucha agua y abundantísima caza de animales. Hay también caza de leones. Es preciso que los viandantes lleven consigo vituallas durante dos jornadas.

CAPÍTULO 32
Del castillo de Tartam

Al término de las dos jornadas susodichas se encuentra el castillo de Tartam, donde hay gran cantidad de grano. La región aquella es muy hermosa. Al mediodía tiene montes de sal buenísima, muy altos y grandes que, según se dice, abastecerían de sal con holgura a todo el mundo; su dureza es tan grande que no se puede coger ni un grano si no es con martillos de hierro. Después se anda a lo largo de tres jornadas entre el aquilón y el oriente y se llega a la ciudad de Scassem; por el camino se encuentran no obstante muchas villas, donde hay gran cantidad de vino, grano y trigo. Los habitantes adoran a Mahoma, pero beben sin embargo vino y son grandísimos borrachos, pues se entregan a la bebida durante el día entero; tienen un vino cocido excelente. Los hombres son muy felones, aunque buenísimos cazadores y apresan muchas alimañas salvajes. En la cabeza no se tocan con más que con una cinta de diez palmos de longitud, que lían enderredor de la frente. Curten las pieles de los animales que capturan y con su cuero se visten y se calzan; y no tienen otros trajes ni botas.

CAPÍTULO 33
De la ciudad de Scassem

La ciudad de Scassem está en el llano y tiene muchos castillos en las montañas; un gran río pasa por medio de ella. En aquella región hay muchos puercoespines. Cuando los cazadores los acosan con perros, los puercoespines, juntados en uno, se menean con gran saña y arrojan las púas que tienen en el dorso y sus costados contra los perros y los hombres, y a menudo hieren a muchos. Esta gente tiene su propia lengua. Los pastores de la comarca residen en las montañas, donde hacen sus moradas en cavernas. Después se avanza durante otras tres jornadas hasta la provincia de Balascia; en ese viaje de tres días no hay poblado alguno, ni se puede obtener en el camino comida o agua. Por eso los viandantes llevan consigo agua y comida.

CAPÍTULO 34
De la provincia de Balascia

Balascia es una provincia que tiene lengua propia. Tiene reyes de una dinastía que se suceden por derecho hereditario. Se cuenta que todos descienden de la estirpe de Alejandro. Allí se adora a Mahoma. En los montes de esta región se encuentran piedras preciosas finas y de gran belleza, que se llaman balajes por el nombre de la tierra. Si alguien excava o saca fuera del reino alguna piedra de éstas sin licencia del rey, en cualquier caso perdería la vida y se confiscarían sus bienes, pues todas las piedras pertenecen al soberano, que envía las que quiere a los reyes y príncipes como presente o en pago de un tributo, y trueca también muchas por oro y plata. Hay tan gran abundancia de estas piedras que, si el monarca permitiera que se excavasen o exportasen libremente, bajaría de tal modo su valor que sería nula o muy escasa la ganancia. En otro monte de esta provincia se encuentra lapislázuli, del que se hace el mejor azul que existe en el mundo. Se halla en minas, como el hierro * *. Hay allí muchos caballos excelentes, veloces y grandes y provistos de cascos tan fuertes, duros y resistentes que no es preciso herrarlos, pues andan y trotan por montes y roquedas y no se dañan sus pezuñas. Hay también herodii o halcones excelentes, que entre nosotros se llaman sacres, y también laneros. Hay caza maravillosa de animales y de aves. La provincia de Balascia produce también trigo muy bueno en grandísima cantidad. Abunda en cebada y asimismo en mijo y panizo. Carece de aceite, pero se hace aceite de nueces y de ajonjolí * **. A los hombres de otros reinos y de los comarcanos no les abrigan ningún miedo, ya que las entradas a la provincia por la sierra son angostas y fragosas, de modo que no las pueden forzar ni atravesar los enemigos, y sus ciudades y sus castillos en las montañas son fortísimos. Son flecheros y extremados cazadores. Se visten de cuero, pues no pueden tener vestidos de lana y de lino, que son muy caros. Las mujeres nobles de aquella región se ponen zaragüelles de lino o de algodón; cada una trae en sus muslos cintas de paño de cien, ochenta o cuarenta brazas, y es reputada la más galana de todas la que de cintura para abajo muestra mayor grosor.

CAPÍTULO 35
De la provincia de Bascia

Bascia es una provincia que dista diez jornadas de la provincia de Balascia. Es una región muy caliente, y la pueblan hombres negros, astutos y malvados; tienen su propia lengua y llevan en las orejas zarcillos de oro y de plata con perlas y piedras preciosas. Se alimentan de carne y de arroz. Son idólatras y se entregan a los encantamientos de los demonios.

CAPÍTULO 36
De la provincia de Chesimur

Chesimur es una provincia que dista de Bascia siete jornadas. Los habitantes tienen su propia lengua y son idólatras. Consultan a los ídolos y reciben respuesta de ellos por treta del diablo. Hacen por arte del demonio que se oscurezca el aire. Son morenos, es decir, no del todo negros, pues la región es templada. Se alimentan de carne y arroz; sin embargo, son muy flacos. Hay allí numerosas ciudades y muchas y grandes villas. Tienen un rey que no es tributario de ninguno. No sienten miedo a nadie, ya que al estar rodeados en todo su entorno de desiertos llevan las de ganar, y el acceso a su tierra es difícil por todas partes. En esta provincia hay unos hombres que sirven a los ídolos en monasterios y celdas y hacen gran ayuno de comida y de bebida en honor de sus dioses. Se cuidan muy mucho de no ofender a los dioses a los que adoran transgrediendo sus leyes sacrílegas. El pueblo de la región muestra gran reverencia a semejantes ermitaños.

CAPÍTULO 37
De la provincia de Nocham y de sus montañas altísimas

De querer avanzar en línea recta, sería menester proseguir a la India; pero como de ella se hablará en el libro tercero, haremos, pues, diferente itinerario, partiendo de nuevo desde otro confín de la provincia de Balascia. A la salida de la provincia de Balascia se va entre oriente y aquilón durante dos jornadas a la vera de un río, donde gobierna el hermano del rey de Balascia; allí se encuentran muchas aldeas y villas, y los lugareños son buenos y esforzados con las armas; adoran a Mahoma. Al cabo de las dos jornadas se halla la provincia de Nocham, que tiene su propia lengua y está sometida al rey de Balascia * * *. También guarda la ley malvadísima de Mahoma. Los hombres del lugar son valientes guerreros. Hay allí mucha caza, porque la región tiene animales salvajes sin cuento. Finalmente, a la salida de la comarca susodicha se camina durante tres jornadas al oriente, subiendo siempre por los montes, hasta que se llega a una montaña inmensa, que se dice que es la más alta del mundo; se abre entre dos sierras una amena llanura, por la que discurre un río muy hermoso, y que tiene pastos excelentes en grado sumo. Si se pone allí a pastar un caballo o un buey escuálido u otra res cualquiera, en x días engorda. Hay en ella muchos animales salvajes. Se encuentran también bueyes salvajes, que tienen cuernos muy grandes de cuatro o seis palmos, con los que se hacen escudillas y otros vasos; los pastores, incluso, cierran sus chozas con cuernos. Se extiende esa llanura a lo largo de XII jornadas y se llama Pamer, pero conforme avanza el camino está desierta y no hay allí poblado ni se encuentra hierba alguna, de suerte que conviene que los viandantes que van de paso lleven consigo las vituallas. Tampoco se topa con animal alguno por el gran frío y la mucha altura, ya que no podrían hallar alimento. Aunque allí se prende fuego, a causa de la grandísima frialdad de la tierra no brilla como luce en los demás lugares ni tiene tanta fuerza que valga para cocer. Después es preciso que los viajeros avancen entre oriente y aquilón diez jornadas a través de los montes, oteros y valles; allí corren muchos ríos. La región se llama Bellor. En aquel camino de XL jornadas no hay poblado ni crece hierba alguna, por lo que conviene que los viandantes lleven consigo las vituallas; pero en las montañas altísimas hay muchos poblados de hombres idólatras crueles y muy pérfidos, que viven de la caza y se visten de cuero.

CAPÍTULO 38
De la provincia de Cascar

Después se llega a la provincia de Cascar, que es tributaria del Gran Kan, donde hay muchas viñas muy hermosas y numerosos jardines y huertos de frutales. Abundan en algodón. Los hombres de aquella comarca tienen su propia lengua. Son comerciantes y artesanos. Emprenden muchos viajes por sus negocios; son tacaños, y por su gran avaricia llevan vida mezquina. Observan la ley del miserable Mahoma. Con todo, viven allí algunos cristianos nestorianos, que tienen sus propias iglesias. Toda la región se extiende durante cinco jornadas.

CAPÍTULO 39
De la ciudad de Samarcham y del milagro de la columna acaecido en la iglesia de San Juan Bautista

Samarcham es ciudad famosa y grande en aquella región, que es tributaria de un sobrino del Gran Kan. Habitan en ella juntamente los cristianos y los que adoran a Mahoma, que se denominan sarracenos. En esta ciudad ha acontecido en nuestro tiempo por el poder de Cristo un milagro. Un hermano del Gran Kan, llamado Cogatay, que gobernaba en ella, convertido y adoctrinado por los cristianos recibió el bautismo. Entonces los cristianos, contando con el favor del príncipe, edificaron una gran basílica en la ciudad de Samarcham en honor de San Juan Bautista, que fue construida y fabricada por los arquitectos con el artificio de que toda la bóveda de la basílica se erguía y se sustentaba sobre una columna de mármol, que se hallaba en el centro. Cuando se hacía la obra, quitaron una piedra a los sarracenos, con la que calzaron la base de la columna susodicha. Los sarracenos, que detestaban a los cristianos, se dolieron del hurto de la piedra, pero por temor al príncipe Cogatay no se atrevieron a contradecirle. Acaeció que murió el príncipe, a quien sucedió su hijo en el trono, pero no en la fe. Los sarracenos consiguieron de él que los cristianos se viesen obligados a devolverles su piedra. Al ofrecerles los cristianos a los sarracenos una gran suma de dinero por ella, éstos se negaron, con el propósito de que, al quitar la piedra, se derrumbase la iglesia privada de columna. Como los cristianos no encontraron ningún remedio al apuro, comenzaron a invocar a San Juan Bautista con súplicas llorosas. Así, pues, al llegar el día en que se había de retirar la piedra de debajo de la columna, esperaban los sarracenos que por la inmediata ruina de todo el techo se desplomase la basílica; pero por la voluntad divina se separó la columna de su base hasta sustentarse en el aire por espacio de tres palmos; y así perdura hasta hoy sin apoyo de ningún sostén humano.

CAPÍTULO 40
De la provincia de Carthan

Avanzando desde allí encontramos la provincia de Carthan, que tiene de largo cinco jornadas de camino, y que adora también la ley de Mahoma. Está sometida al dominio de un sobrino del Gran Kan, y tiene muchas ciudades y villas. La ciudad principal se llama Cotim. La región se extiende a lo largo de ocho jornadas; hay algodón y vituallas en abundancia, y muchas y muy buenas villas. Los hombres son allí apocados y cobardes, pero son artesanos y comerciantes, y observan la muy indecorosa ley de Mahoma.

CAPÍTULO 41
De la provincia de Coram

La provincia de Coram se encuentra después de Carthan entre el oriente y el aquilón. Está sometida al dominio del Gran Kan y tiene multitud de ciudades y villas. La ciudad principal es Coram. Se extiende la provincia a lo largo de ocho jornadas; tiene abundancia de algodón y de toda suerte de vituallas. Hay allí muchas y muy buenas viñas. Los hombres no son guerreros, pero son artesanos y comerciantes y guardan la ley indecente de Mahoma.

CAPÍTULO 42

Avanzando por la misma región sale al paso la provincia de Pein, que tiene cinco jornadas de longitud; está igualmente sometida al Gran Kan y adora a Mahoma. Tiene muchas ciudades y aldeas. La ciudad más famosa se llama Pein, a la que baña un río en el cual se encuentran piedras preciosas, a saber, jaspes y calcedonias. Los hombres de esta tierra son comerciantes y artesanos. Abundan en algodón y en alimentos. Existe en esta provincia la costumbre de que, si algún hombre casado se marcha por algún motivo a otra parte y se ausenta más de XX días, le está permitido a la mujer después de su partida abandonar a su marido y casarse con otro; y también el varón que se fue puede contraer nuevo matrimonio, conforme a los malos usos de aquella tierra.

De la provincia de Pein

CAPÍTULO 43
De la provincia de Carchia

Despúes se llega a la provincia de Carchia, que está bajo el dominio del Gran Kan, donde hay muchas ciudades y aldeas. Su ciudad principal se llama Carchia. Hay allí ríos en los cuales se cogen en abundancia piedras preciosas, a saber, jaspes y calcedonias de gran valor, que transportan los mercaderes a la provincia de Cathay. Esta región de Carchia es toda ella arenosa y tiene muchas aguas amargas, aunque en algunas partes el agua sea buena. Igualmente entre Cathay y Pein toda la tierra es arenosa y estéril. Cuando algún ejército atraviesa aquella provincia de Carchia, los hombres de la tierra con sus mujeres e hijos y todo el ganado se trasladan durante dos o tres días a otra región donde encuentren pastos y agua, y allí moran hasta que haya pasado la tropa; y el viento borra de tal modo las huellas que han dejado en la arena, que el ejército a su llegada no puede seguir su rastro. A la partida de la hueste tornan a sus hogares. Si pasan ejércitos de los tártaros a los que están sometidos, no huyen los hombres, pero trasladan todos los animales a otro lugar, porque los soldados tártaros no quieren pagar dinero por los alimentos que reciben de los habitantes por donde pasan. A la salida de la provincia de Carchia se anda durante tres jornadas por arena, y el agua es pésima y amarga; sin embargo, en algunos parajes dentro de aquel término se encuentra de la buena. Así se llega a la ciudad llamada Lop. Todas las provincias de Cascar, Cartham, Coram, Pein, Carchia hasta la ciudad de Lop están comprendidas en las tierras del Gran Turco.

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